¿Para qué una Unión Europea geopolítica?

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Axel Ruppert
Nov, 2022
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«Podría decirse que en las últimas semanas hemos progresado más en esa dirección que en la última década», dijo Josep Borrell, el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad un mes después de que Rusia comenzase su injustificada e improcedente guerra en Ucrania [1][1] Josep Borrell (2022): Europa en el Interregno: nuestro despertar geopolítico después de Ucrania. Disponible en inglés en: https://www.eeas.europa.eu/eeas/europe-interregnum-our-geopolitical-awakening-after-ukraine_en (Última actualización 14.11.2022).. Borrell aludía al avance que, a su entender, la UE y sus Estados miembros han logrado al actuar unidos y potenciar sus habilidades para intervenir de manera más decisiva en el escenario mundial. El progreso al que Borrell se refería ha sido desde entonces objeto de un amplio debate y se ha denominado el despertar geopolítico de la UE. Si bien se ha analizado en profundidad cómo debería ser una UE (más) geopolítica y si la escalada armamentística de la Unión es lo suficientemente ambiciosa como para satisfacer sus pretensiones geopolíticas, se ha tratado con mucho menor interés la cuestión de si este proclamado despertar geopolítico nos está conduciendo a la larga hacia un futuro más seguro. Este artículo plantea que las ambiciones geopolíticas de la UE se encaminan a la expansión del poder militar en detrimento de la seguridad de la mayoría de la población dentro y fuera de la UE.


La militarización de la UE como dotación de un poder duro de cara a la contienda entre grandes potencias

El concepto de una UE geopolítica es un término tan discutido como el término geopolítica. Ha habido dudas y preguntas sobre la influencia y los objetivos geopolíticos de la UE desde que en el año 2019 Ursula Von Der Leyen, la presidenta de la Comisión de la UE, presentara la «Comisión Geopolítica».

Foto_ manhhai_ CC BY 2.0
Cabe decir que el proclamado despertar geopolítico de la UE no guarda relación con Rusia ni con la guerra de Ucrania, sino que perpetúa el intento continuado de convertir a la UE en un actor más fuerte en el contexto de competencia entre grandes potencias. La invasión de Ucrania por parte de Rusia es más bien un catalizador de procesos existentes que el desencadenante de un cambio significativo. La «Estrategia global para la política exterior y de seguridad de la Unión Europea» de 2016 ya insistía en la necesidad de que los Estados miembros aumentaran su gasto en defensa y abandonaran la prioridad del «poder blando» (soft power) si es que la UE quería convertirse en un actor global más poderoso [2][2] Servicio Europeo de Acción Exterior (2016): Una estrategia global de política exterior y seguridad de la Unión Europea. Disponible en inglés en: https://eeas.europa.eu/archives/docs/top_stories/pdf/eugs_review_web.pdf (Última actualización 14.11.2022).. La UE se ha centrado en ampliar su poder militar, especialmente a partir del Brexit, mientras que otros factores de influencia geopolítica han permanecido estancados o han perdido relevancia. No ha habido un progreso notable en las políticas de vecindad y ampliación de la UE, la cooperación al desarrollo de la UE sigue sin grandes iniciativas y el proyecto «Global Gateway» (la respuesta de la UE a la Iniciativa de la Franja y de la Ruta china) no es capaz de mantener a China a raya con respecto a su influencia en el Sur global. La formalización de acuerdos comerciales integrales es cosa del pasado reciente, las salidas de inversión extranjera directa de la UE han disminuido y el vínculo transatlántico se ha tambaleado. De forma paralela, la UE (ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2012) tomó medidas sin precedentes para desviar la atención y los recursos de las prioridades del ámbito civil al militar.

La «Estrategia global para la política exterior y de seguridad de la Unión Europea» de 2016 ya insistía en la necesidad de que los Estados miembros aumentaran su gasto en defensa y abandonaran la prioridad del «poder blando» (soft power) si es que la UE quería convertirse en un actor global más poderoso. La UE se ha centrado en ampliar su poder militar, especialmente a partir del Brexit, mientras que otros factores de influencia geopolítica han permanecido estancados o han perdido relevancia.

En el seno de la creciente militarización de la UE se encuentra la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO por sus siglas en inglés), que entró en vigor en el año 2017. La PESCO está diseñada para europeizar las políticas militares y de armamento mediante el impulso de la cooperación en proyectos armamentísticos cruciales y la obligación de los Estados miembros de proveer de tropas a las unidades de combate de la UE y garantizar su disponibilidad. Los proyectos conjuntos de armamento abarcan desde el desarrollo de un nuevo helicóptero de ataque y un dron hasta la defensa de los activos espaciales y la movilidad militar. La Revisión Anual Coordinada de la Defensa (CARD por sus siglas en inglés) se creó para identificar estos proyectos tan relevantes y obligar a los Estados miembros a armonizar sus propios arsenales militares. La PESCO obliga a los Estados miembros participantes a que aumenten sus presupuestos de defensa de manera constante para financiar los fondos de la guerra del futuro. Dada la naturaleza vinculante de la PESCO y el hecho de que los Estados miembros pueden quedar excluidos de ella si no cumplen con los requisitos de participación, los gobiernos se ven acuciados por una espiral armamentística vertiginosa. Los Estados miembros no querrán perder su influencia en la PESCO ni las oportunidades que esta brinda a sus industrias nacionales de armamento.

Otro hito alarmante en el cambio de paradigma de la UE de un «poder blando» a un «poder duro» son los ocho mil millones de euros que conforman el Fondo Europeo de Defensa (EDF por sus siglas en inglés), lanzado en el año 2021. Su creación marcó un antes y un después para la UE, ya que fue la primera vez que el presupuesto comunitario de la UE podía destinarse a actividades de carácter militar. Sus principales objetivos son reforzar la industria armamentística europea e incentivar su competitividad en la esfera mundial, lo que implica aumentar las exportaciones de armas europeas. La creación del EDF supone un gran triunfo para la industria que ha presionado insistentemente para su instauración (igual que en el caso de la PESCO y la CARD). Las investigaciones de la Red Europea Contra el Comercio de Armas (ENAAT) revelan que el G-4 (Francia, Italia, España y Alemania) recibió en su conjunto casi dos tercios (65,1 %) de la financiación total de los dos programas predecesores del EDF [3][3] Red Europea Contra el Comercio de Armas (2022): Ficha técnica: Cómo la UE financia a los traficantes de armas y a las empresas corruptas.. A pesar de que hubiera 427 entidades individuales distintas que recibieron financiación, los 15 principales beneficiarios recibieron el 51 % de los fondos totales. Estas cifras reflejan el empeño por reforzar la competitividad de las grandes corporaciones del sector con el fin de dotar a la UE del complejo militar industrial necesario para hacer realidad sus ambiciones geopolíticas.

Además de la financiación directa de las empresas armamentísticas, la UE rompió otro tabú con la instauración del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz (FEAP) en el año 2021. Este instrumento convierte la UE en una traficante de armas, ya que financia la entrega de equipamiento militar, incluyendo munición y armas letales, a Estados que están ya sumergidos en tensiones o conflictos internos. Dado que las entregas de este tipo no se pueden financiar a través del presupuesto de la UE, el FEAP constituye un instrumento extrapresupuestario financiado directamente por los Estados miembros y, como tal, elude el escrutinio parlamentario a nivel nacional y europeo. Hasta la fecha, la UE ha desembolsado 3100 millones de euros de los 5000 millones que supone el presupuesto total para el periodo 2021-2027 en su apoyo a Ucrania. Es la primera vez que la UE organiza la entrega de armas directamente a un país en guerra.

La última piedra angular de la creciente militarización de la UE es la Brújula Estratégica. Adoptada el 25 de marzo de 2022 en la cumbre de la UE, su objetivo es marcar el rumbo de la futura política militar europea y aunar la Estrategia Global de 2016 con los organismos creados desde entonces —la PESCO, la CARD, el EDF y el FEAP. El diagnóstico estratégico del borrador de la Brújula describe una UE rodeada de inestabilidad y conflictos en el marco de un mundo conflictivo multipolar. Las políticas de poder han vuelto a la palestra global y el acceso al espacio, las rutas marítimas y los recursos esenciales es cada vez más disputado. «En este sistema caracterizado por fuertes antagonismos, la UE y sus Estados miembros deben invertir más en su seguridad y su defensa para convertirse en actores políticos y de seguridad más fuertes. […] Queda mucho por hacer para que la UE reafirme su posición geopolítica. Por eso necesitamos dar un salto decisivo, para construir una Unión Europea más fuerte y más capaz que actúe como proveedora de seguridad …» [4][4] Consejo de la Unión Europea (2022): Una Brújula Estratégica para la Seguridad y la Defensa. Disponible en: https://data.consilium.europa.eu/doc/document/ST-7371-2022-INIT/es/pdf (Última actualización: 14.11.2022)..

El elemento central de la Brújula Estratégica es el concepto de autonomía estratégica que la UE pretende alcanzar para lograr dar ese salto cualitativo. La autonomía estratégica está abanderada por el presidente francés Emmanuel Macron y, aunque carezca de una definición común, se supone que permitirá a la UE decidir y emprender guerras y operaciones militares de manera autónoma con armas y capacidades desarrolladas y producidas en la UE.

Este acuerdo pionero entre una misión de la EUCAP y FRONTEX resalta el interés de la UE en el Sahel. Desde su inicio, la agenda de la UE estuvo marcada por el control de las corrientes migratorias, la lucha contra el terrorismo que supusiera una amenaza para los Estados europeos y los intereses económicos (como el yacimiento de uranio de Níger). Estos intereses eclipsan los objetivos humanitarios que hoy en día peligran todavía más a medida que la estrategia se desplaza hacia mantener una presencia continuada ante Rusia para asegurar la influencia de la UE en la región.

La conclusión de Jürgen Wagner sobre la Brújula Estratégica en un análisis para la oficina de Bruselas de la Fundación Rosa de Luxemburgo es que «la verdadera problemática de todo esto es el compromiso total con la expansión del aparato militar como el único medio probado de responder a los crecientes conflictos entre grandes potencias. Otros aspectos quedan reducidos a meras añadiduras dentro de estos conflictos de poder, tales como medidas para fomentar la confianza, iniciativas de desarme o el control de armas, que serían adecuadas para reducir las tensiones cada vez mayores, pero que desafortunadamente apenas tienen una presencia vaga en la Brújula» [5][5] Jürgen Wagner (2022): Una Brújula Estratégica para el regreso de Europa a la política del poder. Disponible en inglés en: https://www.rosalux.eu/en/article/2137.a-strategic-compass-for-europe-s-return-to-power-politics.html (Última actualización 14.11.2022)..

La Brújula Estratégica no deja lugar a dudas de que los actuales líderes de la UE consideran que la clave para fortalecer la influencia geopolítica de la UE pasa por lograr una autonomía estratégica a través de la expansión del poder militar. Si queremos comprender los peligros que entraña este enfoque, basta con echar un vistazo a la región del Sahel.


Inseguridad en el Sahel: las consecuencias de una geopolítica de la Unión Europea militarizada

La región del Sahel y Mali en particular se han convertido en sinónimo del fracaso de la UE y sus Estados miembros al intentar actuar como proveedores de seguridad. La región ha recibido el apodo del «laboratorio» de la UE para los enfoques basados en la externalización de fronteras y los programas de entrenamiento y equipación (train-and-equip program) con el fin de consolidar las fuerzas militares y de seguridad en países aliados inestables. Es más, también ha sido el campo de pruebas de procedimientos operativos y de toma de decisiones para futuras misiones en el marco de la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE [6][6] Christoph Marischka (2022): Mission Creep Mali. La política exterior fallida de la UE. Disponible en inglés en: https://left.eu/content/uploads/2022/11/Sahel-V1f-RGB-Web_compressed-1.pdf (Última actualización 14.11.2022)..

La situación ha empeorado —particularmente en Mali, aunque también lo ha hecho en el resto de Estados del Sahel (Burkina Faso, Níger y Chad)— desde de la intervención, por parte de Francia en primer lugar y, después, de otros Estados miembros y de la UE. Tras la intervención militar francesa en Mali en el año 2013, la UE estableció una Misión militar de Entrenamiento (EUTM Mali por sus siglas en inglés). Se supone que la misión debe (re)construir y entrenar al ejército maliense para ayudarle a controlar el territorio del Estado de Mali y combatir los grupos terroristas. Desde el año 2013, entrenadores de 22 Estados miembros de la UE han entrenado a 15 000 soldados malienses, algunos de ellos acusados de cometer abusos y violaciones de los derechos humanos contra civiles [7][7] Laure Brillaud, Ingeborg Eliassen y Leïla Miñano (2022): Las tropas entrenadas por la UE cometieron abusos en Malí. Disponible en inglés en: https://www.investigate-europe.eu/en/2022/eu-trained-troops-committed-abuses-in-mali/ (Última actualización 14.11.2022).. La UE suspendió la misión en marzo de 2022, después de que Francia anunciara la retirada de sus tropas de Mali. Para entonces, las fuerzas de la antigua potencia colonial ya no solo no se consideraban como un garante de seguridad, sino que se había gestado un resentimiento generalizado entre la población por su presencia, habida cuenta de la deteriorada situación de seguridad en el país. Tres meses antes de que se suspendiera la EUTM Mali la UE había previsto destinar a esta iniciativa 24 millones de euros del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz.

En febrero de 2022 el gobierno maliense, que había llegado al poder mediante un golpe de Estado en 2021, suspendió las elecciones previstas y desde entonces ha aumentado la presión sobre los efectivos extranjeros en el país. Al mismo tiempo, tropas del grupo mercenario ruso «Wagner» aceptaban la invitación del gobierno de Mali y llegaban al país. La UE declaró que la única forma de que la EUTM Mali retomara sus labores era si existía una separación clara del grupo Wagner para evitar que los soldados entrenados por la UE acabasen bajo el mando ruso. Ahora la población de Mali no solo se enfrenta a la amenaza del terrorismo, que aumentó a pesar de la presencia de soldados internacionales durante un año, sino que también está inmersa en una confrontación geopolítica entre la UE y Rusia.

Foto_ Kyrre Gjerstad_ CC BY 2.0
El interés de la UE por dar prioridad a la seguridad en el Sahel, con especial atención a la lucha antiterrorista, el entrenamiento de personal militar y de seguridad y el control de fronteras no ha logrado garantizar la seguridad de su población. La ONG Saferworld considera que «los Estados miembros y la dirección actual de la Comisión Europea creen que las herramientas que emplean el ‹lenguaje del poder› les ofrecen un mayor control sobre las amenazas a la seguridad. Sin embargo, los datos demuestran que este tipo de respuestas han propiciado que la violencia se intensifique y que los gobiernos represivos y los regímenes autoritarios actúen con impunidad» [8][8] Lucia Montanaro (2022): Inseguridad en el Sahel: reconsideración de la respuesta de Europa. Disponible en inglés en: https://www.saferworld.org.uk/resources/publications/1387-insecurity-in-the-sahel-rethinking-europes-response (Última actualización 14.11.2022)..

A pesar de los fracasos en Mali, la UE y sus Estados miembros siguen presentes y continúan financiando y ampliando los aparatos militares y de seguridad de los otros cuatro Estados del G5 del Sahel (Mauritania, Burkina Faso, Níger y Chad). La Misión EUCAP Sahel Níger es una misión civil de capacitación que se creó en el año 2012 para entrenar y reformar a la policía nigeriana y en julio de 2022 firmó un acuerdo de colaboración con FRONTEX, la agencia de gestión de fronteras de la UE. Este acuerdo pionero entre una misión de la EUCAP y FRONTEX resalta el interés de la UE en el Sahel. Desde su inicio, la agenda de la UE estuvo marcada por el control de las corrientes migratorias, la lucha contra el terrorismo que supusiera una amenaza para los Estados europeos y los intereses económicos (como el yacimiento de uranio de Níger). Estos intereses eclipsan los objetivos humanitarios que hoy en día peligran todavía más a medida que la estrategia se desplaza hacia mantener una presencia continuada ante Rusia para asegurar la influencia de la UE en la región.

El desarrollo militar de la UE no solo provoca que la industria armamentística acapare unos fondos que serían muy útiles para hacer frente a las emergencias climáticas, sociales y sanitarias, sino que también constituye una verdadera amenaza para quienes se ven implicados en el enfoque de la UE de priorizar la seguridad en el Sur global. En la actualidad la UE está dispuesta a continuar con este cambio de paradigma hacia el «poder duro» (hard power) con todavía más ambición, un proceso que empezó mucho antes de la guerra de Ucrania.

El ejemplo más reciente de la búsqueda de soluciones militares a la inestabilidad en antiguas colonias por parte de la UE es Mozambique. En el año 2021, la UE instauró la EUTM Mozambique con el fin de brindar formación y apoyo a las fuerzas armadas mozambiqueñas para proteger a la población civil y combatir un grupo insurgente vinculado al Estado Islámico en la provincia de Cabo Delgado. La UE también destinó 89 millones de euros del FEAP en ayuda a las fuerzas armadas de Mozambique. Precisamente en la provincia de Cabo Delgado, rica en gas, el gigante energético francés Total tuvo que suspender un proyecto de gas natural licuado de veinte mil millones de dólares en el año 2021 debido a la insurgencia.

Es importante tener en cuenta estos ejemplos cuando la Brújula Estratégica exige a la UE que se convierta en un proveedor de seguridad más sólido para reforzar su posición geopolítica. En octubre de 2022, Josep Borrell hizo una declaración que pone de manifiesto la percepción que el principal promotor de la Brújula Estratégica tiene de la UE en el mundo. Dirigiéndose hacia los futuros diplomáticos, Borrell dijo: «Europa es un jardín, hemos construido un jardín. Todo funciona», refiriéndose a la libertad política, la prosperidad económica y la unidad social del continente. A continuación, añadió: «La mayor parte del resto del mundo es una jungla y la jungla podría invadir el jardín» [9][9] Wilhelmine Preussen (2022): Los Emiratos Árabes Unidos enfurecen por los comentarios sobre la «jungla» de Josep Borrell, jefe de la política exterior de la UE. Disponible en inglés en: https://www.politico.eu/article/uae-eu-josep-borrell-jungle-remark-foreign-policy/ (Última actualización 14.11.2022).. Declaraciones racistas como esta y políticas neocoloniales de patio trasero en países del Sur global que satisfacen principalmente los intereses económicos y migratorios de la UE en detrimento de las poblaciones locales son herramientas que, a la larga, harán que la UE pierda influencia geopolítica frente a Rusia y China.


Un nuevo planteamiento de la seguridad

El desarrollo militar de la UE no solo provoca que la industria armamentística acapare unos fondos que serían muy útiles para hacer frente a las emergencias climáticas, sociales y sanitarias, sino que también constituye una verdadera amenaza para quienes se ven implicados en el enfoque de la UE de priorizar la seguridad en el Sur global. En la actualidad la UE está dispuesta a continuar con este cambio de paradigma hacia el «poder duro» (hard power) con todavía más ambición, un proceso que empezó mucho antes de la guerra de Ucrania.

Las reacciones de la Unión a la invasión rusa de Ucrania incluyeron novedades, pero estas seguían la senda que la UE había tomado ya a raíz del Brexit. La guerra ha suscitado unas reacciones sin precedentes en forma de entregas de armas letales a través del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz en una zona de guerra, una misión de formación militar para 15.000 soldados ucranianos, un paquete de sanciones de gran magnitud contra Rusia y la oferta a Ucrania del estatus de país candidato para su ingreso en la UE. Además, los Estados miembros de la UE adoptaron unas medidas de gran calado, como Alemania y su endeudamiento excepcional para el rearme en cien mil millones de euros (para lo que tuvo que cambiar la Constitución) y el aumento de su gasto en defensa hasta el objetivo de un 2 % marcado por la OTAN, algo conocido como el «Zeitenwende» o el cambio de los tiempos. Sin embargo, esto no incidirá en el curso de la guerra en Ucrania. Pasarán años hasta que se gaste ese dinero y los sistemas de armamento lleguen. Aunque los Estados miembros de la UE necesitan poder defenderse a sí mismos, los gastos militares de los Estados de la OTAN eran ya en el año 2021 veinte veces superiores a los de Rusia. Los Estados europeos de la OTAN son ya muy superiores en cuanto al tamaño de las tropas, aviación de combate, artillería, tanques de combate y vehículos armados. Dejando las cifras a un lado, la guerra de Ucrania ha sacado a la luz las limitadas capacidades operativas y estratégicas del ejército ruso.

La entrega de armas, las sanciones y el estatus de país candidato de Ucrania es quizás lo que Josep Borrell tiene en mente cuando habla el despertar geopolítico de la UE. Sin embargo, la perspectiva de la autonomía estratégica de la UE que debería dar paso a una geopolítica de la UE más consolidada se ha diluido mucho desde que empezó la guerra. El fracaso del Cuarteto de Normandía, el grupo en el que Francia, Alemania, Ucrania y Rusia negociaban antes de la guerra, también supone el fracaso de los europeos a la hora de asumir la seguridad del continente por sí mismos. A pesar de que el presidente francés Emmanuel Macron declarase la OTAN en estado de muerte cerebral en 2017, la alianza ha ganado dos nuevos miembros europeos (Suecia y Finlandia) y ahora es un pilar aún más indiscutible de la defensa europea. En lo que respecta a la importación de energía, en la actualidad la UE es más dependiente del gas obtenido mediante hidrofracturación de los Estados Unidos. La dependencia de la OTAN y de las importaciones de energía estadounidenses son las bazas más eficaces para exigir la lealtad de la UE a las ambiciones geopolíticas de los Estados Unidos.

La UE debería orientar sus ambiciones globales a abordar las tres mayores amenazas a las que la humanidad se enfrenta: la destrucción como consecuencia de una guerra nuclear, la pérdida de la biodiversidad y la crisis climática. Ninguno de estos riesgos en materia de seguridad se resolverá con más armas.

En lugar de reaccionar intensificando su trayectoria de militarización, la UE debería orientar sus ambiciones globales a abordar las tres mayores amenazas a las que la humanidad se enfrenta: la destrucción como consecuencia de una guerra nuclear, la pérdida de la biodiversidad y la crisis climática. Ninguno de estos riesgos en materia de seguridad se resolverá con más armas. Una UE aún más militarizada no afianzará su papel como potencia diplomática para la creación de un nuevo orden de seguridad europeo basado en normas comunes, diplomacia y cooperación. La UE tendrá serias dificultades para ser una entidad militar en la carrera armamentística global y un negociador de confianza al mismo tiempo. La desescalada, las medidas de prevención de conflictos civiles y las iniciativas de desarme multilateral son más necesarias que nunca, a diferencia de los presupuestos de defensa que son cada vez mayores.

António Guterres, el secretario general de la ONU, pronunció un discurso unívoco durante la inauguración de la COP27 en Egipto. Advirtió a la comunidad global que «estamos librando la lucha de nuestras vidas. Y la estamos perdiendo […] Avanzamos hacia el infierno climático con el pie fijo en el acelerador» [10][10] António Guterres (2022): Declaraciones del secretario general en la inauguración de la COP27. Disponible en inglés en: https://www.un.org/sg/en/content/sg/statement/2022-11-07/secretary-generals-remarks-high-level-opening-of-cop27-delivered-scroll-down-for-all-english-version (Última actualización 14.11.2022).. En resumen: no podemos permitirnos desviar recursos y atención de la lucha contra la crisis climática para avivar una carrera armamentista mundial y un nuevo enfrentamiento de bloques. Las consecuencias del colapso climático ya afectan y afectarán a la propia seguridad material de la mayoría de las personas de este planeta. Proporcionar esta seguridad supone garantizar el acceso a alimentos, agua, vivienda, servicios sanitarios, educación y energía de calidad y hacer posible un futuro habitable para todos.

Ha llegado el momento de replantearnos nuestro concepto de seguridad. No podemos permitirnos mantener un sistema de seguridad que proteja a unos pocos privilegiados a expensas de una mayoría marginada, empujando a ésta a un estado constante de inseguridad y abocando al planeta a una vorágine de ruina. Un planteamiento convincente e integral de la seguridad nace de las luchas sociales y satisface la necesidad de seguridad de todas las personas al relacionar cuestiones como la clase, el clima, la migración, el militarismo, la paz, la represión del Estado, el sexismo y el racismo. Para garantizar un futuro habitable es imperativo adoptar enfoques de seguridad colectiva que se opongan a las actuales políticas y estructuras de seguridad antagonistas. Las políticas de seguridad antagonistas tratan de brindar seguridad frente a los demás, mientras que la seguridad colectiva trata de generar esa seguridad con los demás. La seguridad colectiva supone abogar por una forma de seguridad que nos haga estar seguros porque los demás están seguros. Exigir seguridad en todos los aspectos de la vida para todas las personas no es una utopía, sino una respuesta realista que se toma en serio la interdependencia material del mundo. Nadie estará seguro hasta que todo el mundo lo esté.

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