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Ramzy Baroud | Romana Rubeo

Los rusos dicen que la letra simplemente pretende distinguir el equipamiento militar ruso del ucraniano. Algunos medios de comunicación sugieren que la letra «Z» es la abreviatura de la palabra rusa «Za pobedu», que significa «victoria» [3][3] Sauer, Pjotr, «Why has the letter Z become the symbol of war for Russia?» [¿Por qué se ha convertido la letra Z en el símbolo de guerra para Rusia?], The Guardian, 7 de marzo 2022, https://www.theguardian.com/world/2022/mar/07/why-has-the-letter-z-become-the-symbol-of-war-for-russia. Sin embargo, independientemente del propósito que tenga o de lo que signifique el símbolo, el encaprichamiento con una sola letra para muchas personas, especialmente en el sur, plantea la pregunta: ¿es un reflejo del sentimiento prorruso —antiucraniano— o algo totalmente distinto?
En realidad, los habitantes de Oriente Medio, los africanos y otros tantos no tienen una animosidad inherente hacia Ucrania. Al contrario, decenas de miles de estudiantes de estas regiones se han graduado en Kiev y otras universidades ucranianas. Tampoco les gustan especialmente el gobierno, las políticas o los líderes rusos en sí. Dicho esto, hay quienes sí admiran al presidente ruso, Vladimir Putin, debido al creciente papel de su país en Oriente Medio y a su capacidad para enfrentarse a los designios de Estados Unidos (en adelante, EE.UU.) y Occidente en la región en su conjunto y en Siria, en particular. Pero la afición a Rusia parece estar motivada en gran medida por un odio real y arraigado a las políticas occidentales de EE.UU., desde Irak hasta Siria, pasando por Venezuela e incluso más allá [4][4] Parker, John W., «Understanding Putin Through a Middle Eastern Looking Glass» [Entendiendo a Putin a través del cristal de Oriente Medio], Strategic Perspectives 19, Institute for National Strategic Studies, https://inss.ndu.edu/Portals/68/Documents/stratperspective/inss/Strategic-Perspectives-19.pdf.
¿Un nuevo orden mundial?
A pesar de las declaraciones esporádicas que se hacen aquí y allá, cada vez se tiene más la sensación de que se avecina un nuevo orden mundial, que podría unir a Rusia y China y, hasta cierto punto, a la India y otros países, bajo la misma bandera.
La posición rusa ha cambiado a lo largo de la guerra, pasando de querer simplemente «desmilitarizar» y «desnazificar» Ucrania a una agenda [6][6] Teslova, Elena, «Russia wants to demilitarize Ukraine, let Ukrainians decide their future: Lavrov» [Rusia quiere desmilitarizar Ucrania y dejar que los ucranianos decidan su futuro: Lavrov], Anadolu News Agency, 3 de marzo 2022, https://www.aa.com.tr/en/russia-ukraine-crisis/russia-wants-to-demilitarize-ukraine-let-ukrainians-decide-their-future-lavrov/2521771 regional y, eventualmente, global mucho más amplia. Así lo afirmó el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, el pasado 11 de abril. En declaraciones a Rossiya24, Lavrov explicó que la «operación militar especial» de su país es una forma de «poner fin a la descarada expansión» de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (en adelante, OTAN) y al «descarado impulso hacia la plena dominación de EE.UU. y sus súbditos occidentales en el panorama mundial» [7][7] IANS, «Russia Seeks to End US-dominated World Order, Says Russian Foreign Minister Sergey Lavrov» [Rusia busca acabar con el orden hegemónico mundial de EEUU, dice el Ministro de Asuntos Exteriores ruso Sergey Lavrov], 11 de abril 2022, https://www.india.com/news/world/russia-seeks-to-end-us-dominated-world-order-says-russian-foreign-minister-sergey-lavrov-5332644/.
Pero Rusia no es el único país que piensa así. El encuentro entre Lavrov y el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, en la ciudad oriental china de Huangshan el 30 de marzo, probablemente pasará a la historia como una reunión decisiva en las relaciones entre los dos gigantes asiáticos [8][8] CBS News, «Russia says it’s building a new ‘democratic world order’ with China» [Rusia dice estar construyendo un nuevo ‘orden mundial democrático’ con China], 30 de marzo 2022, https://www.cbsnews.com/news/russia-china-lavrov-visit-beijing-vladimir-putin-xi-jinping-new-world-order/.
El encuentro no solo fue importante por su fecha o por el hecho de que reafirmó los crecientes lazos entre Moscú y Pekín, sino por el decidido discurso político articulado por los dos altos diplomáticos. En Huangshan no hubo lugar para la ambigüedad. Lavrov, de nuevo, habló de un nuevo «orden mundial», argumentando que el mundo está ahora «viviendo una etapa muy seria en la historia de las relaciones internacionales».
«Nosotros, junto con ustedes (China) y con nuestros simpatizantes, avanzaremos hacia un orden mundial multipolar, justo y democrático» [9][9] CBS News, ibid..
Por su parte, Wang Yi reafirmó la posición de su país respecto a sus relaciones con Rusia y Occidente, utilizando también palabras precisas, algunas de las cuales ya fueron empleadas antes, tras la reunión del 4 de febrero entre Putin y su homólogo chino, Xi Jinping [10][10] Roth, Andrew and Ni, Vincent, «Xi and Putin urge Nato to rule out expansion as Ukraine tensions rise» [Xi y Putin urgen a la OTAN a descartar su expansión mientras las tensiones crecen en Ucrania], The Guardian, 4 de febrero 2022, https://www.theguardian.com/world/2022/feb/04/xi-jinping-meets-vladimir-putin-china-russia-tensions-grow-west. «La cooperación China-Rusia no tiene límites… Nuestra lucha por la paz no tiene límites, nuestra defensa de la seguridad no tiene límites, nuestra oposición a la hegemonía no tiene límites», dijo Wang [11][11] CBS News, ibid..
Quienes sigan la evolución del discurso político entre Rusia y China, incluso antes del inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania el 24 de febrero, se darán cuenta de que el lenguaje empleado reemplaza un conflicto regional por una alianza con vocación de reordenar por completo los asuntos mundiales [12][12] CNN, «February 24, 2022 Russia-Ukraine news» [Noticias Rusia-Ucrania del 24 de febrero de 2022], actualizado 25 de febrero de 2022, https://edition.cnn.com/europe/live-news/ukraine-russia-news-02-24-22-intl/index.html.
Aunque la disposición a oponerse a la hegemonía occidental liderada por EE.UU. es inherente a los objetivos políticos de ambos países, rara vez Moscú y Pekín han avanzado conjuntamente en el cuestionamiento del dominio occidental, como ocurre hoy. El hecho de que China se haya negado a apoyar las sanciones económicas occidentales, a condenar o a aislar a Rusia, es indicativo de una clara política prospectiva y de anticipación por parte de China [13][13] Cheng, Evelyn, «China will not join sanctions against Russia, banking regulator says [China no se sumará a las sanciones contra Rusia, dice el regulador bancario]», CNBC, 2 de marzo 2022, https://www.cnbc.com/2022/03/02/china-will-not-join-sanctions-against-russia-banking-regulator-says.html.
Superestructuras en ciernes
Evidentemente, es demasiado pronto para examinar cualquier tipo de superestructura resultante del conflicto global entre Rusia y la OTAN, la guerra entre Rusia y Ucrania y la solidificación de los vínculos entre Rusia y China. Según la definición de Friedrich Engels, las superestructuras abarcan todas las «instituciones jurídicas y políticas, así como las ideas religiosas, filosóficas y demás, de un período histórico determinado» [14][14] Engels, Friedrich, 1820-1895. Anti-Dühring: Herr Eugen Dühring’s Revolution in Science [Anti-Dühring: la revolución de la ciencia de Eugenio Dühring]. Moscú: Progress Publishers, 1947.. Es demasiado pronto para determinar ese futuro porque las superestructuras son subproductos de las infraestructuras que, según el pensamiento marxista, son el sistema o los modos económicos que rigen el funcionamiento interno de una sociedad determinada. Aunque se ha debatido mucho sobre el establecimiento de un sistema monetario alternativo, en el caso del nuevo orden mundial de Lavrov y Yi, todavía no se ha desarrollado una infraestructura, en el sentido marxista.
Las nuevas infraestructuras solo empezarán a formarse cuando la moneda nacional de países como Rusia y China sustituya al dólar estadounidense, se pongan en marcha sistemas alternativos de transferencia de dinero, como el Sistema de Pago Interbancario y Transfronterizo (CIPS, por sus siglas en inglés), se abran nuevas rutas comerciales y, finalmente, nuevos modos de producción sustituyan a los antiguos. Solo entonces surgirán las superestructuras, que incluyen nuevos discursos políticos, relatos históricos, el lenguaje cotidiano, la cultura, el arte e incluso los símbolos, como la letra Z.
Las miles de sanciones impuestas por EE.UU. y Occidente a Rusia tenían como objetivo, en gran medida, debilitar la capacidad del país para navegar fuera del actual sistema económico mundial dominado por EE.UU. Sin esta capacidad de maniobra, Occidente cree que Moscú no podría crear y sostener un modelo económico alternativo centrado en Rusia [15][15] BBC, «What sanctions are being imposed on Russia over Ukraine invasion? [¿Qué sanciones se están imponiendo a Rusia por la invasión de Ucrania?]», 12 de abril 2022, https://www.bbc.com/news/world-europe-60125659.
Es cierto que las sanciones impuestas por EE.UU. a Cuba, Corea del Norte, Irak, Irán, Venezuela y otros países no han logrado producir el ansiado «cambio de régimen», pero sí han conseguido debilitar las infraestructuras de estas sociedades, negándoles la posibilidad de ser actores económicos relevantes en la escena regional e internacional. Simplemente se les ha permitido subsistir, y a duras penas.
Rusia, en cambio, es una potencia mundial, con una economía relativamente grande, redes internacionales de aliados, socios comerciales y simpatizantes. Teniendo esto en cuenta, seguramente no veremos un cambio de régimen en Moscú a corto plazo. Sin embargo, el reto de este último será orquestar un cambio de paradigma sostenible bajo las actuales presiones y sanciones occidentales.
El tiempo dirá. Por ahora, es seguro que se está produciendo algún tipo de transformación global, junto con el potencial de un «nuevo orden mundial», un término, irónicamente, empleado por el gobierno estadounidense más que por ningún otro.
Historia interminable
En su intervención ante una sesión conjunta del Congreso de EE.UU. el 11 de septiembre de 1990, el entonces presidente estadounidense George H. W. Bush habló de su visión del mundo durante la primera guerra de Irak. «Los recientes acontecimientos han demostrado sin duda que no hay sustituto para el liderazgo estadounidense. Frente a la tiranía, que nadie dude de la credibilidad y la fiabilidad estadounidenses», proclamó Bush en medio de un estruendoso aplauso. Luego declaró que uno de los objetivos de su país es un «nuevo orden mundial» [16][16] Bush, George, H. W, «The other 9/11: George H.W. Bush’s 1990 New World Order speech [El otro 11 de septiembre: el discurso de George H.W. Bush de 1990 sobre el Nuevo Orden Mundial]», The Dallas Morning News, 8 de septiembre 2017, https://www.dallasnews.com/opinion/commentary/2017/09/08/the-other-9-11-george-h-w-bush-s-1990-new-world-order-speech/.
Aunque la guerra de Irak en 1990 y la posterior guerra, invasión y ocupación de Irak en 2003 se analizan a menudo en contextos regionales, en realidad estaban intrínsecamente ligadas al colapso de la Unión Soviética y al fin de la tradicional bipolaridad global. Una vez que EE.UU. consiguió dominar la reserva estratégica mundial de petróleo y gas del Golfo, las clases intelectuales estadounidenses-occidentales iniciaron el proceso de creación de superestructuras que defendieran y justificaran política, cultural y moralmente la hegemonía estadounidense.
En 1992, el politólogo estadounidense Francis Fukuyama publicó su ahora célebre libro El fin de la historia y el último hombre [17][17] Fukuyama, Francis. 1992. The end of history and the last man [El fin de la historia y el último hombre]. New York: Free Press.. Basándose en la dialéctica hegeliana, que ve la historia de la humanidad como una serie lineal de conflictos filosóficos que culminan en el momento en que la humanidad adquiere la autoconciencia y, por tanto, la plena conciencia. Fukuyama llegó a la conclusión de que ese momento —es decir, el fin de la historia— había llegado con el fin de la Guerra Fría y la victoria decisiva de las democracias liberales occidentales sobre el socialismo [18][18] Hegel, Georg Wilhelm Friedrich, Arnold V. Miller, and J. N. Findlay. 1977. Phenomenology of spirit [Fenomenología del espíritu]. Oxford: Clarendon Press..
Es evidente que Fukuyama se equivocó. Si las grandes potencias fueran capaces de detener la historia, entonces el progreso histórico se habría estancado, si no congelado por completo, durante el apogeo del Imperio Romano (alrededor del año 100 de la era cristiana), por ejemplo [19][19] Storey, Glenn R. The population of ancient Rome [La población de la antigua Roma], Cambridge University Press, Vo. 71 Issue 274, December 1997 https://go.gale.com/ps/i.do?p=AONE&u=googlescholar&id=GALE%7CA20586744&v=2.1&it=r&sid=googleScholar&asid=1838e57c, o el magnífico ascenso de la dinastía Tang en China (618-906 de la era cristiana) [20][20] Lewis, Mark Edward. China’s Cosmopolitan Empire: The Tang Dynasty [El Imperio Cosmopolita de China: La dinastía Tang]. Harvard University Press, 2009. https://doi.org/10.2307/j.ctvjnrtgk o durante los siglos de gobierno del califato abasí en Bagdad, a partir del siglo VIII [21][21] Khan Academy, The Golden Age of Islam [La Edad de Oro del Islam], https://www.khanacademy.org/humanities/world-history/medieval-times/cross-cultural-diffusion-of-knowledge/a/the-golden-age-of-islam.
Pero había una buena razón que llevó a Fukuyama a concluir que la historia estaba terminando. Aparte de sus propios prejuicios intelectuales sobre la superioridad de los valores occidentales, las democracias liberales y el libre mercado, también llegó a la conclusión de que ninguna otra ideología es capaz de sustituir a la de EE.UU. Para estos intelectuales, esto también debe de ser cierto, ya que la infraestructura global dominante —el capitalismo occidental— y las superestructuras adyacentes —el pensamiento occidental en la política, el mundo académico, los medios de comunicación, etc…— están totalmente definidas por Occidente. Con la mayor parte de la resistencia global pacificada, sometida o doblegada, para Fukuyama, la batalla por el dominio global había sido ganada.
Fukuyama, por supuesto, era uno de tantos. El aparato intelectual de Occidente estaba plagado de predicciones exageradas e hipótesis grandilocuentes. Samuel Huntington, por ejemplo, habló del «cristianismo, el pluralismo, el individualismo y el estado de derecho» como el «carácter distintivo de los valores e instituciones (occidentales)» que, según él, «hicieron posible que Occidente inventara la modernidad, se expandiera por el mundo y se convirtiera en la envidia de otras sociedades» [22][22] Huntington, Samuel P. The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order [El choque de civilizaciones y la remodelación del orden mundial]. New York: Simon & Schuster, 1996..
El profesor palestino-estadounidense Edward Said, junto con otros intelectuales anticolonialistas, diseccionó la retórica «implacablemente agresiva y chovinista» de personas como Huntington, que obligaba al lector a «concluir que en realidad está más interesado en continuar y ampliar la Guerra Fría por otros medios, que en promover ideas que puedan ayudarnos a entender el panorama mundial actual o ideas que intenten reconciliar entre culturas» [23][23] Said, Edward W., Edward W. Said, and Samuel P. Huntington. 2002. The myth of the ‘Clash of civilizations’: Professor Edward Said in lecture [El mito del «Choque de civilizaciones»: conferencia del profesor Edward Said]. Northampton, MA: Media Education Foundation..
Los límites del poder militar
A pesar de la euforia de la era post-guerra fría, pronto se hizo evidente que la hegemonía estadounidense era insostenible de todos modos, no solo porque el análisis histórico nos dice que la historia está en constante movimiento, sino porque, en las circunstancias más extremas, muchas naciones de todo el mundo siguieron contraatacando mediante la creación de sus propias infraestructuras. Los movimientos sociales en América del Sur, la lucha de los agricultores en la India, la resistencia nacional Palestina y muchos otros ejemplos, revelan la resiliencia de la gente, su capacidad para organizarse, resistir y contraatacar, incluso dentro de las restricciones impuestas por el orden mundial unipolar, que no deja espacio para la movilización social, mucho menos para disidencias de cualquier tipo [24][24] Qumsiyeh, Mazin B. Popular Resistance in Palestine: A History of Hope and Empowerment [Resistencia popular en Palestina: Una historia de esperanza y empoderamiento]. Pluto Press, 2011. https://doi.org/10.2307/j.ctt183p294.
Uno de los muchos problemas del sistema mundial dominado por EE.UU. es su excesiva dependencia del militarismo y el uso habitual de la violencia como forma de diplomacia coercitiva. Se calcula que EE.UU. tiene 750 bases militares en al menos 80 países de todo el mundo, y gasta más de 2.000 millones de dólares diarios en su presupuesto de defensa.
Por supuesto, esta realidad opresiva —la opresión, la contención y el aislamiento— no se limita a los espacios y conflictos geopolíticos, sino que se manifiesta abiertamente en la brecha de clases, el racismo y el desprecio de los derechos humanos también dentro de las sociedades occidentales. Un informe de Credit Suisse de 2017 reveló que «el 1% más rico de la población mundial… posee más de la mitad de la riqueza mundial» [27][27] Frank, Robert, Richest 1% now owns half the world’s wealth [El 1% más rico posee ya la mitad de la riqueza mundial], CNBC, 14 de noviembre 2017, https://www.cnbc.com/2017/11/14/richest-1-percent-now-own-half-the-worlds-wealth.html. Esta disparidad se aplica tanto a EE.UU. como a otras sociedades occidentales. Según un informe del Pew Research Center de 2020, la «desigualdad de ingresos en EE.UU. es la más alta de todas las naciones del G7» y «la brecha de renta entre las familias más ricas y las más pobres de EE.UU. aumentó a más del doble de 1989 a 2016» [28][28] Schaeffer, Katherine, 6 facts about economic inequality in the U.S. [6 datos sobre la desigualdad económica en EE.UU.], Pew Research Center, 7 de febrero 2020, https://www.pewresearch.org/fact-tank/2020/02/07/6-facts-about-economic-inequality-in-the-u-s/.
A nivel social, esto se traduce en condiciones de trabajo miserables, empleos con salario mínimo sin beneficios y mano de obra sobrecargada. A menudo se filtran historias trágicas en las redes sociales sobre el trato que grandes corporaciones como Amazon dan a sus trabajadores. El pasado mes de marzo, por ejemplo, tras un breve desmentido, Amazon se disculpó por obligar a sus trabajadores a orinar en botellas de agua, y cosas peores, para que sus directivos pudieran cumplir con las cuotas exigidas [29][29] Klippenstein, Ken, Documents show Amazon is aware drivers pee in bottles and even defecate in route, despite company denial [Documentos revelan que Amazon es consciente de que los conductores orinan en las botellas e incluso defecan en la ruta, a pesar de que la empresa lo niega], The Intercept, 25 de marzo 2021, https://theintercept.com/2021/03/25/amazon-drivers-pee-bottles-union/.
Al igual que las naciones y pueblos que resisten en el Sur Global, las comunidades oprimidas de EE.UU. y otros países occidentales también luchan para hacerse valer, aunque a menudo a un alto precio. El 4 de abril, por ejemplo, los trabajadores de Staten Island, en Nueva York, formaron el primer sindicato independiente de Amazon en EE.UU.. Esto puede parecer un logro minúsculo, pero teniendo en cuenta el entorno tan restrictivo y antisindical de la Corporate America, el logro de los trabajadores de Amazon no es nada menos que una gran victoria [30][30] Menegus, Brya, Amazon allegedly retaliates against worker at its Bessemer facility [Amazon presuntamente toma represalias contra un trabajador en sus instalaciones de Bessemer]», Engadget, 25 de enero, 2022, https://www.engadget.com/amazon-bessemer-retaliation-ulp-rwdsu-025525584.html.
Conclusiones
Dejando a un lado el lenguaje halagüeño y tranquilizador y el triunfalismo político, la verdad es que EE.UU. lleva años experimentando un severo declive. Las debilidades estructurales de la economía estadounidense han llevado a expertos financieros como Lawrence Light a concluir, en 2021, en la revista internacional Chief Investment Officer que la economía estadounidense estaba en una «carrera descendente» [31][31] Light, Larry, How Low Can You Go? Strategists Compete for Lowest 2022 GDP Growth [¿Cuánto se puede bajar? Los estrategas compiten por el menor crecimiento del PIB en 2022], Chief Investment Officer, 10 de diciembre 2021, https://www.ai-cio.com/news/how-low-can-you-go-strategists-compete-for-lowest-2022-gdp-growth/.
Este deterioro se manifiesta tanto en el ámbito nacional como en el mundial. La capacidad de EE.UU. de vigilar el mundo y de imponer los «valores estadounidenses» mediante guerras y sanciones se ha visto en gran medida obstaculizada. Fracasó en Irak, lo que condujo a un importante cambio de política estadounidense en 2012, conocido como el «pivote hacia Asia». Este fracaso también fue palpable en Libia y Siria, ya que EE.UU. y, por extensión, sus socios occidentales, no lograron influir en los resultados políticos de esos países. Pero el mayor y más embarazoso espectáculo reciente ha sido la retirada forzada de EE.UU. —léase derrota— de Afganistán en agosto de 2021. La huida de Kabul bajo la presión de un ejército de combatientes talibanes mal equipados parecía recordar a la derrota estadounidense en Vietnam en 1973.
Hay quien arguye, y no le falta razón, que la guerra rusa en Ucrania puede haber servido como una oportunidad para que EE.UU. reafirme su liderazgo sobre la OTAN y frustre cualquier iniciativa europea para obtener la plena independencia política de Washington, mucho menos establecer, como defendió el presidente francés, Emmanuel Macron, en 2018 «un verdadero diálogo de seguridad con Rusia». Añadiendo: «es un país que respeto, un país europeo —pero debemos tener una Europa que pueda defenderse por sí misma sin depender solo de EE.UU.» [32][32] BBC, France’s Macron pushes for ‘true European army’ [La Francia de Macron quiere impulsar un ‘verdadero ejército europeo’], 6 de noviembre, 2018, https://www.bbc.com/news/world-europe-46108633.
Por desgracia para Macron, ese pretendido ejército podría no ser posible a corto plazo, debido a los sucesivos y a menudo exagerados pasos dados por Washington, a través de su liderazgo en la OTAN, para luchar contra Rusia en Ucrania,. La hegemonía estadounidense posterior a la Segunda Guerra Mundial parece destinada a perdurar.
Sin embargo, hay demasiadas piezas en movimiento que nos dificultan la evaluación de todo el espectro de posibilidades. Mientras que los que abogan por un «nuevo orden mundial» —Rusia y China— o los que buscan cierto grado de independencia de EE.UU. —Francia y otros países de la UE— tienen fuertes razones para perseguir estas ambiciones, Washington también tiene fuertes motivos para mantener el statu quo. Para EE.UU. no es solo una cuestión de liderazgo, hegemonía militar y política, sino también una lucha por los recursos naturales, las rutas comerciales y los enormes beneficios que granjean.
Hasta que la disputa termine, el mundo seguirá viviendo una transición, llena de posibilidades, pero también de peligros. El intelectual antifascista italiano Antonio Gramsci escribió desde su celda sobre este fenómeno, que denominó «interregno» —la transición entre dos realidades enormemente diferentes— en la década de 1930:
«La crisis consiste precisamente en que lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer; en este interregno aparece una gran variedad de síntomas mórbidos» [33][33] Gramsci, Antonio, 1891-1937. Selections from the Prison Notebooks of Antonio Gramsci [Selección de los Cuadernos de Prisión de Antonio Gramsci]. New York: International Publishers, 1971..
Ya estamos experimentando algunos de estos «síntomas mórbidos», manifestados en los horrores de la guerra, la creciente pobreza y la inseguridad alimentaria. La esperanza es que, una vez superado este interregno, el mundo renazca con márgenes mucho mayores de igualdad, justicia y libertad.
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